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La Sierra del Café.
Texto y fotos. Rafael Del Valle Contreras.
Tras un cómodo viaje, se llega ya pasado el mediodía a la ciudad de
Córdoba, directo a comer una rica sopa y crepas en el restaurante.
Crepas y Carnes los 30´s. Haciendo mención a los 30 caballeros que
fundaron la ciudad en la época colonial.
Terminando de tomar los alimentos, se entra ya en materia, comenzando
con los sitios cafetaleros que nos hicieron venir, desplazándonos al
cercano municipio de Amatlán de
los Reyes para visitar la ya mencionada Hacienda de Guadalupe, cuna del
café en México,
Su actual propietaria Irene Tress Villafuerte, recibe de forma personal
a sus visitantes y explica la gran labor que han hecho ella y su familia
para hacer nuevamente productiva a estas tierras, que junto al café
también producen plátano y cañá. La reconstrucción de la hacienda no ha
sido fácil, se ha invertido una gran cantidad de recursos y todo bajo la
supervisión de las autoridades del INAH.
Aquí, podemos conocer la planta del café, en sus dos variedades tanto
arábiga como robusta, conocer sus diferencias morfológicas así
como características en cuanto a sabor y cantidad de cafeína, siendo la
variedad robusta la de sabor más fuerte y mayor concentración del
alcaloide. Después de caminar por el campo y visitar el interior de la
Hacienda pasaremos a un salón para ver un video, escuchar su historia y
hacer la primera prueba de café del viaje.
No se trata de una simple cena, desde el balcón podremos disfrutar de un
espectáculo de luz y sonido, con la proyección sobre la fachada del
palacio de gobierno de la historia del lugar, añadiendo los bailables y
sones típicos jarochos que se llevan a cabo en la entrada del
restaurante.
La mañana del domingo nos espera un rico desayuno buffet en nuestro
hotel, para poco después de
las 8:30 horas ya estemos en camino de la comunidad de San Bartolo,
donde aproximadamente 20 familias se dedican a la siembra y venta de
café, con técnicas aún artesanales. Imbuidos en un hermoso paisaje,
elaboran también artesanías como pulseras y aretes de café, toritos,
galletas y otros productos que venden directamente al público a precios
accesibles. La gente como es costumbre en este tipo de lugares es
realmente amable, lo que hace más amena la experiencia.
Terminará la jornada cafetalera
visitando a otro productor de mayor tamaño y recibir un por demás rico
baño de aroma de café, cuando se hace la demostración del tueste del
grano. El vapor y el aroma, inundarán el ambiente dándonos una sensación
increíble y única.
Dos actividades se llevaran a cabo en este lugar, la visita al Museo del
Bonsaí, con una increíble colección que incluye
por ejemplo un ahauhaute, colorines e incluso hasta una
pequeña vid que está en proceso de experimentación. El paseo consiste es
recorrer los pasillos mientras se escucha la explicación del guía con lo
referente a la técnica que se sigue para realizar los bonsái
Finalmente, la última comida antes de regresar a la ciudad de México, se hará en el kiosco de Fortín lugar tradicional y de gran sabor, donde se nos servirá un rico helado de gardenia como despedida a este paseo.
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